Nuestro cerebro es prodigioso. En la siguiente imagen nos enfrentamos a un texto que inicialmente parece inteligible, pero si le prestamos un poco de atención acabaremos leyéndolo de corrido sin esfuerzo. Esto demuestra que nuestra naturaleza no puede ser fruto de la casualidad.
Fieles a Turner
viernes, 22 de marzo de 2013
Un cerebro prodigioso
Un cerebro prodigioso
Nuestro cerebro es prodigioso. En la siguiente imagen nos enfrentamos a un texto que inicialmente parece inteligible, pero si le prestamos un poco de atención acabaremos leyéndolo de corrido sin esfuerzo. Esto demuestra que nuestra naturaleza no puede ser fruto de la casualidad.
Nuestro cerebro es prodigioso. En la siguiente imagen nos enfrentamos a un texto que inicialmente parece inteligible, pero si le prestamos un poco de atención acabaremos leyéndolo de corrido sin esfuerzo. Esto demuestra que nuestra naturaleza no puede ser fruto de la casualidad.
El equilibrio en el camino
El equilibrio en el camino
En otra entrada, ya comenté el hecho de que toda decisión tiene una repercusión en la vida y que era algo parecido a un camino. El camino, además de tener bifurcaciones también asciende y desciende. Esto es algo así como la felicidad y la tristeza, el optimismo y el pesimismo.
Desde mi punto de vista, me parece un buen ejemplo el de un camino que sube y baja, puesto que si en la vida real subimos un cuesta, es algo duro que no es apetecible. Bajar sin embargo es algo cómodo y simple. Los objetivos con los que todos soñamos están siempre arriba, por ello aquellos que sacrifican mucho tiempo y mucho esfuerzo por algo lo acaban consiguiendo.
Sin embargo, el camino tiene muchos aspectos: el trabajo, la familia, los amigos, la salud y lo espiritual son sin duda de los más importantes. Si dedicamos toda nuestra vida a subir la cuesta en uno de estos aspectos los demás quedan olvidados. Ya nos lo comento Carlos Andreu en Pamplona, la vida se tiene que parecer más a una cometa que a un ataúd.
Intenta que las personas que realmente te importan te acompañen durante el camino porque cuando ayudas a alguien a subir a la cima de una montaña, más cerca te quedas tu de la cima.
En otra entrada, ya comenté el hecho de que toda decisión tiene una repercusión en la vida y que era algo parecido a un camino. El camino, además de tener bifurcaciones también asciende y desciende. Esto es algo así como la felicidad y la tristeza, el optimismo y el pesimismo.
Desde mi punto de vista, me parece un buen ejemplo el de un camino que sube y baja, puesto que si en la vida real subimos un cuesta, es algo duro que no es apetecible. Bajar sin embargo es algo cómodo y simple. Los objetivos con los que todos soñamos están siempre arriba, por ello aquellos que sacrifican mucho tiempo y mucho esfuerzo por algo lo acaban consiguiendo.
Sin embargo, el camino tiene muchos aspectos: el trabajo, la familia, los amigos, la salud y lo espiritual son sin duda de los más importantes. Si dedicamos toda nuestra vida a subir la cuesta en uno de estos aspectos los demás quedan olvidados. Ya nos lo comento Carlos Andreu en Pamplona, la vida se tiene que parecer más a una cometa que a un ataúd.
Intenta que las personas que realmente te importan te acompañen durante el camino porque cuando ayudas a alguien a subir a la cima de una montaña, más cerca te quedas tu de la cima.
Cuestión de peso
Cuestión de peso
Hay cosas importantes y
otras que no. Entre las importantes las hay de más y de menos peso. Un buen
corazón es de las de mucho peso.
Un viaje diario hasta el infinito y más allá
Un viaje diario hasta el infinito y más allá
Vivo en Torrelodones y tardo en ir al colegio aproximadamente una hora y cuarto. Si sumamos la vuelta, acumulo dos horas y media al día en viajar. He estado pensando en lo que se puede hacer en dos horas y media y destaco lo siguiente:
Puedes ver una película larga (o de noventa minutos si la ves en Antena 3), puedes quitarte todo lo que tengas que hacer en una tarde, puedes comer y luego echarte una buena siesta, puedes ir a ver un partido de fútbol y luego salir a cenar con unos amigos. Si cogiese un vuelo, he hecho mis estimaciones y he concluido que podría llegar a ciudades como Edimburgo, Copenhague, Berlín, Viena, Sofía, Trípoli o a la frontera de Mauritania en este tiempo. Se puede ver en el siguiente mapa:
Haciendo un cálculo rápido, y echando mano de nuestro amigo Google, constato que de mi casa al colegio hay aproximadamente cuarenta kilómetros.
Haciendo las cuentas, al día "viajo" ochenta kilómetros (cuarenta por dos), a la semana son cuatrocientos kilómetros (ochenta por cinco), al mes suman mil seiscientos kilómetros (cuatrocientos por cuatro), y al año hacen un total de catorce mil cuatrocientos kilómetros (mil seiscientos por nueve). Con todo esto, llego a la conclusión de que en un año, podría llegar hasta Papua- Nueva Guinea haciendo los mismos kilómetros.
Muchos pensaréis que pierdo muchísimo tiempo en "viajar" hasta Torrelodones todos los días. Pero no estoy de acuerdo en que lo pierda, porque realmente lo aprovecho ya sea en el tren, en el bus o en el metro.
Aunque parezca extraño, durante todo el trayecto voy acompañado, por lo que tengo la oportunidad de relacionarme con gente de otras clases y hacer nuevos amigos. Me imagino que pensaréis que no puede haber más gente que viva tan lejos, pero somos unos cuantos los que vivimos por la zona. También puedes hacer deberes, estudiar en el último momento o repasar antes de un examen (recordemos que son dos horas y media). Siempre puedes preguntarle las dudas del examen de ese día a alguien de tu clase. También puedes dormir si esa noche te acostaste tarde acabando un trabajo de matemáticas o una práctica de química.
En fin, que vivir rodeado de jabalís no son todo inconvenientes y prefiero esto que irme hasta Nueva Guinea todos los años.
Vivo en Torrelodones y tardo en ir al colegio aproximadamente una hora y cuarto. Si sumamos la vuelta, acumulo dos horas y media al día en viajar. He estado pensando en lo que se puede hacer en dos horas y media y destaco lo siguiente:
Puedes ver una película larga (o de noventa minutos si la ves en Antena 3), puedes quitarte todo lo que tengas que hacer en una tarde, puedes comer y luego echarte una buena siesta, puedes ir a ver un partido de fútbol y luego salir a cenar con unos amigos. Si cogiese un vuelo, he hecho mis estimaciones y he concluido que podría llegar a ciudades como Edimburgo, Copenhague, Berlín, Viena, Sofía, Trípoli o a la frontera de Mauritania en este tiempo. Se puede ver en el siguiente mapa:
Haciendo un cálculo rápido, y echando mano de nuestro amigo Google, constato que de mi casa al colegio hay aproximadamente cuarenta kilómetros.
Aunque parezca extraño, durante todo el trayecto voy acompañado, por lo que tengo la oportunidad de relacionarme con gente de otras clases y hacer nuevos amigos. Me imagino que pensaréis que no puede haber más gente que viva tan lejos, pero somos unos cuantos los que vivimos por la zona. También puedes hacer deberes, estudiar en el último momento o repasar antes de un examen (recordemos que son dos horas y media). Siempre puedes preguntarle las dudas del examen de ese día a alguien de tu clase. También puedes dormir si esa noche te acostaste tarde acabando un trabajo de matemáticas o una práctica de química.
En fin, que vivir rodeado de jabalís no son todo inconvenientes y prefiero esto que irme hasta Nueva Guinea todos los años.
Tempus fugit
Tempus fugit
Hoy quisiera hablar de algo que a nadie le gusta: la muerte. Sé que es un tema muy delicado e intentaré ser lo más sensible que pueda.
Al nacer, nadie sabe nada de ti. Sólo saben una cosa, que vas a morir. Sé que esto no es fácil de decir pero es algo que todos evitamos y tenemos que afrontar de una vez. Vamos a morir. Cualquier día nos puede tocar. No digo que tengamos que vivir bajo la espada de Damocles, sólo digo que tenemos que ser conscientes de ello.
La muerte es aquello que da sentido a la vida. Si no existiese la muerte, no valoraríamos el tiempo, y por lo tanto la vida perdería su emoción. Imaginaos que tenéis miles de años para hacer algo. Al final no haríamos nada porque tendríamos mucho tiempo por delante para hacerlo. En definitiva, necesitamos tener un límite que nos haga aprovechar el tiempo del que disponemos.
Hoy quisiera hablar de algo que a nadie le gusta: la muerte. Sé que es un tema muy delicado e intentaré ser lo más sensible que pueda.
Al nacer, nadie sabe nada de ti. Sólo saben una cosa, que vas a morir. Sé que esto no es fácil de decir pero es algo que todos evitamos y tenemos que afrontar de una vez. Vamos a morir. Cualquier día nos puede tocar. No digo que tengamos que vivir bajo la espada de Damocles, sólo digo que tenemos que ser conscientes de ello.
La muerte es aquello que da sentido a la vida. Si no existiese la muerte, no valoraríamos el tiempo, y por lo tanto la vida perdería su emoción. Imaginaos que tenéis miles de años para hacer algo. Al final no haríamos nada porque tendríamos mucho tiempo por delante para hacerlo. En definitiva, necesitamos tener un límite que nos haga aprovechar el tiempo del que disponemos.
¿Por qué nos gusta tanto ganar?
¿Por qué nos gusta tanto ganar?
A la gran mayoría de las personas nos gusta ganar. Pero, ¿por qué? Quizá sea por la satisfacción personal, quizá sea por el orgullo o por la competitividad natural del ser humano. Sin embargo, yo creo que es principalmente porque nos gusta demostrar que somos mejores que los demás.
Desde mi humilde punto de vista, esta es la razón por la que muchos de nosotros le dedicamos tantas horas a jugar al famoso juego "TriviaDos". Además de ser divertido, queremos demostrar que somos más cultos que los demás.
A la gran mayoría de las personas nos gusta ganar. Pero, ¿por qué? Quizá sea por la satisfacción personal, quizá sea por el orgullo o por la competitividad natural del ser humano. Sin embargo, yo creo que es principalmente porque nos gusta demostrar que somos mejores que los demás.
Desde mi humilde punto de vista, esta es la razón por la que muchos de nosotros le dedicamos tantas horas a jugar al famoso juego "TriviaDos". Además de ser divertido, queremos demostrar que somos más cultos que los demás.
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